Las comunidades son complejas y evolucionan continuamente. Los urbanistas se enfrentan a presiones como la creciente población, el cambio climático, los cambios demográficos derivados de las migraciones y el envejecimiento y la exigencia de competitividad en un entorno global. A medida que trabajan para comprender mejor los proyectos en términos de impacto en los lugares y las personas, los urbanistas pueden utilizar mapas inteligentes y análisis espaciales. Este planteamiento empodera unas decisiones proactivas e informadas que apoyan la creación de comunidades, ciudades y pueblos sostenibles y resilientes, y a sus ciudadanos.